Una vez aceptada la posibilidad teórica y abstracta de tener un departamento comercial en una asesoría, así como la conveniencia de organizarlo dentro de la propia firma, es necesario que ésta tome conciencia (en un sentido metafórico), de lo que ofrece, de su mercado (clientes actuales y potenciales), de su competencia, además de otros aspectos, tales como la actividad.