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Es el momento de mejorar y de cambiar. Algunas reflexiones sobre estos años de crisis

Recientemente, se ha demostrado en estos últimos años de crisis, muchas firmas profesionales han aplicado medidas muy duras, y con efectos a corto plazo, tales como despedir a profesionales, presionar a los que quedan, recortar al máximo los gastos, iniciado además multitud de otras acciones diseñadas para preservar los beneficios.
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  • “Todo el mundo planifica su propio trabajo para asegurarse de que sus resultados particulares son buenos. Nadie ayuda a nadie.”
  • “Aquí hay la percepción de que puedes perder la aprobación de tu firma muy rápidamente. Todo el mundo está inseguro. Te sientes como si por un año malo, te fueran a echar.”
  • “La dirección se comporta como interventora y no como líder.”
  • “Nos sentimos como si estuviéramos aquí en calidad de contratistas individuales.”
  • Ya no nos arriesgamos en nuevas aventuras porque tenemos miedo de gastar dinero, pues se espera que todo dé dinero de forma inmediata”.

Lo que es realmente preocupante es que estas frases no proceden de firmas o profesionales con problemas, sino de socios muy bien considerados de algunas de las firmas mejor dirigidas. Muchos profesionales brillantes se sienten alienados, devaluados, desilusionados y un tanto escépticos. Quizás la cita más reveladora sea ésta “Sé que ya estoy haciéndolo bien, pero sigo preocupado. Esto se ha convertido en el deporte del hombre joven. ¿Qué pasa si no consigo mantener el paso? ¿Cómo me tratará la firma cuando tenga 50 ó 55 años?

En muchas firmas, los profesionales sienten que la filosofía básica de ésta ha cambiado. Donde el “antiguo” modelo de dirección insistía en que, si actuabas bien la firma te cuidaría, muchos creen que la nueva filosofía parece ser “Come lo que matas, mientras aun puedas cazar.” La sensación de que “estamos en esto juntos y a largo plazo” aparentemente ha sido reemplazada por una tónica de “¿Qué has hecho por mí este año?” En vez de reconocer una identidad corporativa fuerte, los profesionales ahora ven la firma como una amalgama de prácticas independientes al estilo balcánico. Además, en muchos despachos se fragua una lucha (abierta o oculta) por alcanzar el corazón de la firma, así como la búsqueda de una nueva ética que guíe a la organización. Aunque en otras palabras, he oído en repetidas ocasiones. “Se necesita mucho optimismo por aquí.”

Donde el “antiguo” modelo de dirección de la firma insistía en que, si actuabas bien te cuidaría, muchos creen que la nueva filosofía parece ser “Come lo que matas, mientras aun puedas cazar.”

El problema no es solamente moral o de motivación, sino que afecta al corazón del funcionamiento efectivo de la firma. Si la titularidad de ésta se percibe por sus profesionales como dirigida con estrategias a corto plazo, adversa a los riesgos y primando las actuaciones individuales, entonces éstos responderán de la misma manera. Algunos profesionales, movidos por un instinto de protección, participan cada vez menos en los esfuerzos de la firma, y actúan más como colaboradores independientes o agentes libres.

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