¿Qué desventajas tiene?
Tener que simultanear bien ambas funciones es difícil, cada una de ellas le exige una serie de requisitos y esfuerzos:
Para ser un buen asesor es necesario un reciclaje continuo y un contacto permanente con los clientes. Si estos aspectos se abandonan por falta de tiempo, se va produciendo un distanciamiento progresivo de la profesión, con el tiempo uno acaba desactualizándose.
En resumen, si se quiere primar la función de asesor, será muy difícil hacer crecer el despacho como una auténtica empresa de servicios, se requiere tiempo y conocimientos de gestión; marketing, tecnología, recursos humanos, organización.
Como se puede observar, estamos ante un dilema: ¿es posible compatibilizar ambas funciones? ¿el actual momento y la evolución de los despachos lo permitirá?
Nuestra experiencia nos dice que si queremos ir hacia una firma de un cierto tamaño, será muy importante que el titular del despacho invierta mucho tiempo en su gestión y su organización.
Para ser un buen administrador, es necesario invertir muchas horas en diseñar y llevar a la práctica las acciones que debe llevar a cabo la asesoría. Ha de conocerse el mercado, seleccionar bien el personal y administrar con prudencia sus recursos económicos.
La figura del titular de una asesoría es tan importante, que a menudo su capacidad es la que determina hasta dónde puede crecer la asesoría. Tan malo es no ser consciente de las propias limitaciones como no explotarlas al máximo.
Al titular de una asesoría lo podemos analizar como un líder si cumple los siguientes requisitos :
- Liderar y demostrarlo con el ejemplo.
- Delegar, pero de verdad. Sin perjuicio de que el titular decida y mande, sus profesionales y trabajadores deben tener un margen de maniobra en su campo de delegación. Si el titular no delega, nunca crecerá, pues es imposible que pueda abarcarlo todo.
- Escuchar y estar abierto a todas las apreciaciones de su plantilla y de sus clientes.
- Motivar a los miembros de su asesoría.
- Mejorar la comunicación mediante la celebración de reuniones periódicas y procurando ser transparente.
- Planificar el futuro de la asesoría.
- Invertir en tecnología y en la mejora continua de los procesos.
- Reconocer los méritos de su plantilla y recompensarlos.
- Formar a sus profesionales.
- Fomentar el trabajo en equipo.
- Innovar y buscar la diferenciación.
- Actuar éticamente.
Lo más relevante para una buena dirección
El esquema conceptual que constituye el modelo de negocio de una asesoría, establece tres actividades básicas en el desempeño del máximo cargo directivo:
- Elegir el futuro (diseñar la estrategia).
- Estructurar y crear un núcleo duro de personas en las que puedas confiar (crear equipo).
- Organizar, optimizar el trabajo y la gestión (diseñar los procesos y optimizarlos).
La actividad de elegir el futuro consiste en definir la situación que deseamos para nuestra asesoría: hacia dónde queremos ir y cómo se va a conseguir.
Crear la estructura consiste en elegir y organizar las personas de la asesoría para que se hagan responsables de las distintas actuaciones marcadas en el plan estratégico, las cuales deberán dar como resultado la consecución del futuro elegido.Una vez elegido el futuro y asignadas las funciones, el siguiente paso consiste en movilizar a las personas para que cada una, en su puesto, se sienta motivada a llevar adelante las acciones del plan estratégico.
Hay que empezar a pensar en el significado y la dirección de la asesoría mucho antes de que el futuro nos supere sin habernos dado cuenta, y no cuándo todo está perdido. Sin una estrategia, ponemos en peligro nuestra supervivencia.