Los despachos profesionales no dejan de ser empresas, y aquellas que tienen más éxito siempre han sabido contestar a las siguientes preguntas:
- ¿A qué clientes nos dirigimos?
- ¿Qué necesidades tienen?
- ¿Con qué servicios o soluciones vamos a cubrir esas necesidades?
- ¿Con qué procesos o metodologías o diferencias ofreceremos nuestros servicios?
- ¿Cómo llegaremos a nuestros clientes?
- ¿A qué precio venderemos?
- ¿Qué recursos emplearemos?
Este tipo de preguntas son las que cada año todo directivo del sector debería plantearse para intentar mejorar el modelo de ingresos y el sistema de crecimiento de sus despachos. Las respuestas a estas cuestiones exigen elaborar planes de acción, evaluarlos y corregirlos. De este modo año tras año se va aprendiendo de los errores y se va mejorando. Ése es el camino, y la mayoría de los directivos del sector deberían intentarlo.
El 2018 puede ser un buen año para intentarlo.