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El potencial creativo y de conocimiento de nuestros equipos humanos es lo único que la competencia no puede copiar

Vincular el equipo de profesionales y colaboradores a la firma es una de las claves de gestión de las asesorías y despachos.
Potencial Creativo Equipo Humano

Una asesoría se asegurará la supervivencia futura en el mercado a medida que logre vincular a su equipo y cree un proyecto y una cultura que los profesionales hagan suya. Efectivamente, si una asesoría sabe vincular a sus profesionales, colaboradores y personal de apoyo, se halla en condiciones idóneas de incrementar las contribuciones de su equipo.

Se trata de conseguir un equipo de profesionales que aporte al trabajo sus mejores ideas e iniciativas. Un equipo que se comporte y actúe con sentido de la responsabilidad y que anteponga a cualquier otra cosa aquello que considera es lo mejor para el despacho. Un equipo que sienta la necesidad de servir y satisfacer adecuadamente a nuestros clientes.

Para que un despacho llegue a conseguir un equipo de profesionales que reúna esas características y sea capaz de trabajar de esa forma, es necesario que tanto los titulares como los socios de la firma apuesten por implementar una nueva cultura empresarial que se replantee los criterios de dirección, selección, formación, retribución y motivación del personal.

Es evidente que si al equipo de profesionales se le paga poco, se les selecciona, se les forma y se les dirige mal, ello provocará una mala actitud, la desmotivación y el empeoramiento progresivo de la calidad del servicio prestado.

Los profesionales optan por dos alternativas: los mejores abandonan y los peores acaban por ser despedidos, quedándose una mayoría mediocre.

Como consecuencia, la rotación será elevada, se producirán nuevos gastos de selección y formación y se iniciará un nuevo ciclo con la misma lógica.

La dinámica que se establece con los profesionales y colaboradores influye directamente en la dinámica entre el despacho profesional y los clientes. No olvidemos, que una parte de la propuesta de valor que perciben los clientes depende del nivel de competencia y de compromiso del personal que trabaja y colabora para nuestro despacho.

La consecuencia lógica de ello es el descontento de los clientes, la falta de continuidad en las relaciones personales con los empleados, la alta tasa de deserciones y la necesidad de que el despacho profesional emplee sus recursos financieros en traer nuevos clientes y no en mejorar el servicio prestado.

¿Cómo romper este círculo? Por un lado, analizando la propia definición que el despacho profesional hace del contenido de los puestos de trabajo. Diseñar puestos de trabajo con un contenido más amplio supone un cambio de mentalidad en la forma de dirigir y la necesidad de crear las condiciones para que se pueda confiar en los colaboradores. Por otro, apostando por incorporar profesionales y colaboradores que reúnan las actitudes idóneas para trabajar en equipo. Y, por último, en consecuencia, adoptando nuevos criterios de selección que valoren no sólo los conocimientos y capacidades, sino también las actitudes y las habilidades sociales.

Actualmente estamos en un momento alcista, donde unas asesorías “roban” profesionales con talento y experiencia a otras. La presión que existe en el sector del asesoramiento obliga a los titulares y socios de las firmas a valorar e integrar aquellos colaboradores, profesionales y personal de apoyo que se automotiven, con iniciativa, que tengan el impulso interno necesario para superarse a sí mismos y ser optimistas ante los estancamientos y los retrocesos.

Es el momento de fomentar la existencia de un proyecto y una cultura de despacho profesional que actúe como integradora del equipo humano.

LO ESENCIAL…

Tres dimensiones para evaluar un posible colaborador

  • Capacidad de establecer relaciones de equipo: trabajar en equipo: tener confianza en si mismo, presencia y estilo; ser empático y saber escuchar, saber vender una idea; tener madurez e integridad.
  • Saber hacer que las cosas funcionen: ser una persona automotivada y con el empuje, la energía y la iniciativa necesaria para alcanzar resultados; con sensatez y sentido común; ser independiente, emprendedor e imaginativo; tener capacidad potencial de liderazgo.
  • Ajuste personal: poseer las cualidades de amigo, colega y socio; ser honrado y consecuente con los propios valores; ser sociable y tener sentido de humor, ser humilde; comprender el despacho y sus valores.

OPINIONES QUE NOS HACEN REFLEXIONAR

“EL DIRECTIVO DEBE SER “IGNORANTE” PERO SABIO EN APRENDER DE LOS OTROS”

Sumantra Ghoshal, profesor de la London Business School y autor del célebre libro “The individualized corporation”, está considerado uno de los mejores expertos del mundo en estrategia empresarial, liderazgo y gestión de recursos humanos.

Por parte de los empleados, sobre todo si son directivos, deben tener muy clara una cosa: han de ser cada día más humildes, incluso yo diría que “ignorantes” -en el buen sentido de la palabra- y, a la vez, sabios para aprender algo de los demás, de aquellos que trabajan en la propia compañía o de sus colegas de otras empresas. Éste es uno de los puntos fundamentales de mi programa de trabajo con ejecutivos. Reúno a directivos procedentes de empresas con actividades muy distintas al objeto de que aprendan cosas los unos de los otros

Sumantra Ghoshal
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