La gerencia por objetivos
La fijación de los objetivos, la utilización de éstos en el proceso gerencial y la medición de la ejecución, tanto individual como de la organización en su conjunto, comparada con estos objetivos, se conocen como gerencia por objetivos (GPO). La GPO implica, además, que los objetivos se fijen conjunta o participativamente por superiores y subordinados y que el desempeño de éstos últimos se aprecia o mide en término del grado de cumplimiento o logro de tales objetivos.
Para comprender los fundamentos de la GPO, es necesario definir un objetivo y destacar su importancia de forma precisa y concisa. Así, podemos decir que administrar un despacho sin objetivos predeterminados es tan frustrante y sin sentido como navegar un navío sin destino. Para la gerencia no hay dirección para sus esfuerzos o efectiva coordinación de los recursos, ni tampoco puede haber la necesaria dirección y efectiva coordinación hasta que no se cuente con una meta o propósito establecido. Así, un objetivo puede ser definido como el punto final ( o meta) hacia el cual el titular dirige sus esfuerzos. Su establecimiento es, en efecto, la determinación de un propósito, y cuando se aplica a una organización empresarial, se convierte en el establecimiento de la razón de su existencia.
Para lograr la máxima efectividad de su fijación de objetivos, una firma debe determinarlos antes de iniciar el proceso de planificar, organizar, dirigir y controlar.
Tipos de objetivos
No hay un único o particular objetivo. Algunos objetivos son de primordial interés para las personas y organizaciones, y no una parte de la organización misma. Otros son de especial utilidad para la organización y les concierne sólo a aquellos que son miembros o propietarios de la firma. No es, sin embargo, cuestión de determinar cuáles son más importantes –los externos o los internos a la firma– pero sí cómo alcanzarlos en su grado máximo.
Está claro que el deseo de obtener beneficios y la esperanza de compartirlos motiva a todo el equipo de una firma: los empleados, profesionales, y titulares. Pero para crear un beneficio, una organización debe responder a las expectativas de sus clientes. De ahí, que el objetivo primario de toda organización sea prestar servicios, satisfacer las necesidades del cliente.
Pero, además, los objetivos de una firma deben estar de acuerdo con los deseos de la sociedad, de lo contrario, a la larga no se le permitirá continuar operando.
Los dos anteriores, servicios al cliente y servicios a la comunidad, son objetivos externos de la firma. Pero al mismo tiempo que son cumplidos, una organización necesita satisfacer otros que son de su particular interés. Éstos son objetivos internos. Estos definen la posición de una firma respecto de sus competidores y señala metas específicas para distintos empleados, individual o colectivamente. Existen también objetivos internos dirigidos a satisfacer a los accionistas o propietarios inversionistas. Sin embargo, el lucro, nervio vital de una organización comercial, actúa como objetivo y como motivación, pero no es alcanzable o realizable a menos que las necesidades de los clientes sean satisfechas adecuadamente y que sus objetivos sean premiados u aceptados por la sociedad.