En cualquier caso, el profesional de hoy día está bajo de moral . Su vida profesional se ha vuelto aun más dura, y vislumbran un futuro que requiere un esfuerzo cada vez mayor a cambio de retribuciones cada vez menos claras. No es el momento de simples charlas y de palmaditas en la espalda dando ánimos. Animar o pedir a una persona deprimida que trabaje más duro o que haga más cosas no es ni estimulante ni efectivo. Lo que realmente necesita son ideas claras y sugerencias concretas para hacer algo diferente.
Los líderes de los equipos de profesionales deberían aprovecharse al máximo de todas las oportunidades más o menos claras que hay en el mercado de realizar nuevos trabajos y de especializarse en nuevas áreas. Los nuevos planteamientos son imprescindibles cuando la gente está baja de moral. La idea de trabajar cada vez más duro es realmente deprimente (si es que no hay nada más); pero si das a una persona una nueva tarea que nunca había hecho antes, quizás tendrá más entusiasmo e interés. La lección de Pigmalion es relevante aquí: trata a la gente como si fuesen ganadores y saldrán ganadores. Desgraciadamente, el tipo de dirección que hoy prima no trata al personal tal si fuera un ganador.
En muchas firmas, el titular sólo emplea tácticas que hacen sentir miedo y pánico a su personal y colaboradores, así como un sentimiento de derrota. Nos referimos, por ejemplo, a intensificar los controles, despedir a profesionales, recortar los costes de infraestructura, etc. Estas medidas infunden pesimismo, por lo que, al menos, deberían combinarse con pruebas inequívocas de que la firma está invirtiendo en el futuro. Además, en estos casos, para restaurar el optimismo y la confianza hacia la firma, sería bueno que los profesionales supieran exactamente lo que va a hacer la dirección para dar un giro a la situación. Son necesarias acciones innovadoras y creativas, así como una respuesta inteligente a cada situación. Si la gente ve que la dirección de la firma actúa de forma positiva y optimista, ellos también serán positivos y optimistas.
Todas las decisiones empresariales siempre son un poco traumáticas cuando han de llevarse a la práctica. Sin embargo, debemos distinguir entre dos situaciones: mucho dolor para poca gente durante un periodo corto de tiempo, o un poco de dolor para mucha gente durante un periodo más largo de tiempo. Obviamente, la primera representa la opción más inteligente. Las firmas, si así lo requieren, han de procurar recortar los gastos a corto plazo y reducir el número de profesionales cuanto antes mejor, para que honestamente puedan dirigirse a los demás y decir “Se acabó. Sigamos adelante y trabajemos para asegurarnos de que triunfamos todos juntos.”