- La calidad efectiva es la garantía de rentabilidad sostenida. El razonamiento es claro: el cliente satisfecho es quien mejor vende, es el más fiel. Es más costoso perder a un cliente que invertir en su retención.
- La calidad involucra a todos los miembros de la organización. La formación y educación del personal ha de entenderse como una prioridad. La filosofía de la Calidad Total proporciona una concepción global que fomenta la Mejora Continua en la organización e involucra a todos sus miembros, centrándose en la satisfacción tanto del cliente interno como del externo. Está claro que, si todo el equipo humano no se implica en la implantación de un sistema de gestión de calidad, difícilmente se alcanzará el éxito.
- La calidad involucra a todos los proveedores. Por ejemplo, es posible que nuestra asesoría disponga de un número de profesionales fijos y de un grupo de colaboradores (que, en realidad, son proveedores). Es fundamental que cuidemos la selección de estos últimos, que comprendan las necesidades de nuestros clientes, pues así entenderán la importancia de su colaboración, y la repercusión de sus posibles errores.
- La calidad debe ser el criterio configurador de todos los sistemas y procesos de la firma.
- La calidad debe comunicarse. En las asesorías es importante incidir en su imagen corporativa y en la promoción de los aspectos de calidad diferenciadores de sus servicios. De poco sirve que una firma comunique a todos sus clientes y no clientes que ha obtenido el certificado, si apenas puede apreciarse esto a través de otros canales.
- Calidad implica sensibilidad y preocupación de la firma por su entorno social y medioambiental. La ética en la prestación de los servicios de asesoramiento es un elemento clave.
- La calidad es dinámica. Una asesoría dependerá de las preferencias de sus clientes (que evolucionan con el tiempo), de la presión de la competencia y de la mejora interna de su propia organización.
Algunos teóricos de la calidad suelen compararla con un viaje largo y difícil, sin punto de llegada. En esta aventura lo importante es avanzar siempre y consolidar el camino hecho. Para que no se convierta en un sendero largo y difícil, hay que definir y establecer objetivos y metas asequibles.
Si nos trasladamos al día a día de la asesoría, nos damos cuenta que la calidad implica continuidad. De nada sirve dejar el camino a medio hacer. Es más, es peor dejar al cliente con la miel de la calidad en los labios que dejar las cosas como están.
De todos modos, la experiencia demuestra que cuando una organización alcanza por primera vez «su perfección», sueña con reincidir y alcanzarla de nuevo. Descubiertas las ventajas de una gestión de calidad es difícil prescindir de ella. Se genera una dinámica y no hay vuelta atrás, se crean expectativas y hay que cumplirlas.
Ideas que hay que recordar
LOS OBJETIVOS DE LA CALIDAD
La calidad plantea como objetivos prioritarios:
- Satisfacer las necesidades y expectativas del cliente.
- Añadir valor a nuestros procesos o actividades.
- Prevenir errores (aunque cuando se detectan deben corregirse y establecer actividades para detectarlos).
- Ahorrar dinero.
- Aprovechar el tiempo. – Responsabilizar a todos.