Ninguna de las medidas adoptadas alcanza ni siquiera el aprobado, aunque los ERTEs y los créditos ICO han obtenido una valoración de suspenso muy alto con una puntuación de 4,7 en una escala de 0 a 10.
Es plausible plantear que dicha valoración negativa de las medidas implementadas se deba al hecho de que:
- Algunas de ellas sean consideradas insuficientes a nivel de duración y de la cuantía de las rentas transferidas).
- Otras lo sean por resultar directamente perjudiciales para la cuenta de resultados (cierres, limitaciones horarias, restricción de actividades…).
Con ello no se pretende entrar a valorar si determinadas medidas adoptadas eran necesarias o innecesarias desde el punto de vista del interés general y la preservación de la salud pública, sino constatar las externalidades negativas de dichas iniciativas en sentido amplio para los actores económicos que operan en España.
Ahora bien, el hecho de que la valoración de las medidas compensatorias sea insuficiente, no implica que las empresas y autónomos no hayan intentado acogerse a ellas haciendo uso de la intermediación de sus asesores.
Los clientes de las asesorías sobre todo han pedido a sus despachos profesionales la solicitud de ERTEs y la prestación por cese de actividad en el caso de los trabajadores por cuenta propia.
Los despachos profesionales, por su parte, y pese a las tensiones sufridas, derivadas de: la enorme improvisación por parte del Gobierno, la falta de claridad normativa fruto de la mala calidad legislativa, los tempos tan restrictivos fijados para la presentación de las correspondientes solicitudes, el alud de peticiones recibidas; amén de la lentitud de la respuesta por parte de las distintas administraciones públicas han estado a la altura de las circunstancias y han afrontado el reto de forma sobresalientes ya que la mayor parte de ellos han dado cumplimiento a todas las peticiones de sus clientes pese a todos estos obstáculos.
El 80% de los clientes pudieron tramitar todas las medidas que solicitaron a sus respectivos despachos profesionales.
Por el contrario, el restante 20% no pudo satisfacer la totalidad de sus demandas, principalmente en lo referente a la tramitación de ICOs y a la participación en la mediación para rebajar el precio del alquiler de los locales donde están ubicados las sedes de sus negocios.
Otro de los elementos que forzosamente se ha visto afectado por la pandemia, y que entronca con uno de los pilares que configuran la relación despacho-cliente, son los flujos comunicativos.
Los datos indican sobre esta cuestión que los despachos han adoptado tres líneas de actuación, que han tenido en líneas generales una acogida más o menos positiva entre los clientes o, por lo menos una valoración neutra.
En primer lugar, están aquellos despachos que, pese al contexto de pandemia, no han modificado sus protocolos de atención al cliente.
En segundo lugar, se hallan las asesorías que, restringiendo por imperativo legal y/o por razones de salud (prevención), han tratado de sustituir la atención presencial -espontánea- por una atención telemática multicanal o, en otros casos, por una atención presencial restringida y controlada (cita previa).
Por último, estarían los despachos profesionales que, aun habiendo adoptado medidas restrictivas en cuanto a pautas y canales habituales de contacto con los clientes (teletrabajo, citas previas o incluso la prohibiendo visitas presenciales…), no han desplegado a su disposición medios alternativos.
Esta estrategia comunicativa, o falta de ella, sería la que goza de una peor acogida entre los clientes encuestados.